


PLIEGUE SINCLINAL DE PUNTA GALEA
¿Sabes lo que es un sinclinal? Es un plegamiento de los estratos sedimentarios en forma de V, esto es, las capas de rocas son convexas hacia abajo.
Ya sabes que los Pirineos se formaron a consecuencia del choque de dos placas tectónicas; la euroasiática y la ibérica. Este hecho se engloba en una etapa de formación de la mayoría de las montañas que hoy conocemos en Europa y Asia que se llama orogenia alpina, y que se prolongó durante más de 20 millones de años. Pues el sinclinal de Punta Galea se originó gracias a ese mismo choque de placas, y su eje abarca desde la costa hasta el monte Oiz.
El sinclinal se observa fácilmente desde el mar. Desde tierra el acceso al punto de visión es muy complicado, pero desde la Ruta del Flysch se puede intuir el cambio de inclinación de las capas sedimentarias, hacia el este en Punta Galea y hacia el oeste a partir de Tunelboka.



LA HUELLA DEL METEORITO
Hace unos 66 millones de años... un gran meteorito de 10 km de diámetro cayó frente a lo que hoy es la península de Yucatán (México). La tierra se cubrió de polvo y cenizas, la fotosíntesis no pudo realizarse y hubo un enfriamiento durante décadas. Esto causó la extinción de las tres cuartas partes de las especies que por entonces vivían sobre la tierra, como los ammonites y dinosaurios.
Lo que hoy es Sopela estaba entonces cubierto por el mar y, a unos mil metros de profundidad, se iban depositando restos de los organismos marinos que allí vivían e incluso el polvo levantado por la explosión del meteorito de Yucatán. Después de millones de años, aquellos sedimentos se convirtieron en las rocas que emergieron del mar.
Junto al paseo de Sopela, entre las playas de Arriatera y Atxabiribil, podemos encontrar una fina capa de sedimentos que se formó, precisamente, tras el impacto del meteorito. Se denomina límite K/Pg, ya que marca el límite entre dos de los períodos en los que se divide la historia de la tierra: el Cretácico y el Terciario.

LA CATEDRAL DE LOS PLIEGUES
Hace 80 millones de años la placa tectónica africana y la europea comenzaron un proceso de colisión que duró millones de años. Se produjeron multitud de pliegues enormes en las capas de la tierra y otros a menor escala, como ocurrió en Barrika.
En Barrika, las capas de roca se retuercen formando impresionantes estructuras geológicas de gran complejidad tectónica, apreciándose los pliegues tanto en la rasa mareal como en los acantilados.
Concretamente, en la cala conocida como Goikomendiazpi, se observa un afloramiento excepcional de pliegues angulares de tipo chevron (en forma de V), que hacen que este lugar sea conocido entre los geólogos como “la Capilla Sixtina de los pliegues angulares”.
En la misma cala se puede apreciar una figura de interferencia de pliegues (forma de cola de pez) que nos da una idea sobre la complejidad del proceso de deformación en este lugar.



UN DIAPIRO EN BAKIO
¿Te suena la palabra diapiro? Un diapiro es un fenómeno geológico por el que unos materiales más deformables y menos densos se abren camino sobre materiales más modernos y compactos.
La principal pista de que nos encontramos con un diapiro en Bakio nos la ofrecen las arcillas y ofitas que se exhiben al este de la playa. Hace unos 260 millones de años, en el Triásico, el mar que cubría nuestro territorio fue retrocediendo y formando lagunas de agua salada que se evaporarían y posteriormente fueron depositándose arcillas, sales y yesos. Las ofitas, de origen volcánico, surgieron después, hace 200 millones de años, en forma magma como consecuencia de la fragmentación de Pangea. Mucho más tarde (entre hace 80 y 15 millones de años), las arcillas debido a su baja densidad y maleabilidad comenzaron a ascender arrastrando con ellas a las ofitas.
Podemos reconocer estas rocas por su color; las arcillas, generalmente de color rojizo presentan venas rellenas de yeso y las ofitas, de color verde, se encuentran formando pequeños islotes. Se trata de los materiales más antiguos que encontramos dentro de la Ruta del Flysch.

LA ROCA DEL DRAGÓN
El islote de Gaztelugatxe coronado por su ermita, es sin duda todo un icono turístico en Euskadi pero la mayoría desconoce que nos encontramos delante de un enclave singular por su interés geológico. Además de su interés estratigráfico, es una de las pocas islas que hay en esta parte de la costa cantábrica.
Gaztelugatxe está formado por duras calizas arrecifales del cretácico inferior que han resistido bien los embistes del mar y se han conservado mejor que sus vecinas lutitas y areniscas, presentes en el flysch que rodea el islote.
En este extraordinario paisaje podemos ver llamativos elementos geomorfológicos de erosión como dos grandes arcos de roca y una pequeña rasa mareal. Cuando hay marejada, observar la fuerza de las olas chocando con la costa es todo un espectáculo.



FLYSCH NEGRO SATURRARAN
El flysch de Mutriku se conoce como el Flysch Negro, con una antigüedad de más de 110 millones de años. Es uno de los pocos lugares del mundo en los que se pueden encontrar amonites gigantes. De hecho, aquí se ha recogido una de las colecciones de este tipo de fósiles más importantes del mundo.
Se formó en el fondo de un océano profundo, en un ambiente sin oxígeno, lo que le da su característico color oscuro. Hoy en día, este flysch aflora de forma espectacular entre Deba y la playa de Saturraran, en Mutriku, creando acantilados de gran belleza y valor científico. En sus capas se conservan fósiles marinos y huellas del pasado geológico de nuestro planeta, que permiten a los científicos entender cómo era la Tierra en aquella época.

Uno de los espacios más mágicos de este litoral se encuentra en el municipio de Deba. La playa de Sakoneta por sus características geológicas singulares, como el flysch, que se extiende por los casi 10 km. que separan las poblaciones de Zumaia y Deba. Un litoral poco humanizado, que por su difícil acceso ha originado quedar “aislado” de la acción del hombre
La falla de Andutz. Esta falla tiene dirección N-S y su origen está relacionado con la apertura del Golfo de Bizkaia
La falla de Andutz separa el flysch negro más antiguo del Cretácico inf. del flysch calcáreo más moderno del Cretácico Sup. Y cambia también la orientación de las capas y esto condiciona totalmente la erosión y la forma de la costa Hacia el oeste la orientación de las capas del flysch negro es paralela a la línea de costa. La erosión se produce de forma homogénea y la línea de costa es bastante recta Hacia el este las capas son casi perpendiculares. La erosión actúa de manera diferente sobre las capas duras y blandas y da lugar a una costa de entrantes y salientes como la de Sakoneta.



FLYSCH NEGRO SATURRARAN
El flysch de Mutriku se conoce como el Flysch Negro, con una antigüedad de más de 110 millones de años. Es uno de los pocos lugares del mundo en los que se pueden encontrar amonites gigantes. De hecho, aquí se ha recogido una de las colecciones de este tipo de fósiles más importantes del mundo.
Se formó en el fondo de un océano profundo, en un ambiente sin oxígeno, lo que le da su característico color oscuro. Hoy en día, este flysch aflora de forma espectacular entre Deba y la playa de Saturraran, en Mutriku, creando acantilados de gran belleza y valor científico. En sus capas se conservan fósiles marinos y huellas del pasado geológico de nuestro planeta, que permiten a los científicos entender cómo era la Tierra en aquella época.
Una capa muy fina, apenas dos o tres milímetros de una arcilla de color oscuro, esconde las pruebas de uno de los cataclismos más grandes de la historia, algo que conmovió el planeta y transformó el curso de la vida sobre la Tierra.
Hablamos del meteorito que chocó con nosotros hace 65 millones de años, liberando la energía de 100 millones de bombas atómicas y acabando con el 70% de las especies de aquel momento, entre ellas los dinosaurios. El polvo levantado por la explosión se depositó por todo el mundo y ahora aflora en algunos pocos lugares.
Uno de ellos está aquí, en Zumaia, en un paisaje de verdes lomas que se corta en un paredón de acantilados de 150 metros de alto que desafían al Cantábrico. Los acantilados son un hojaldre de rocas que abarcan 60 millones de años de historia, el mismo proceso que dio origen a los Pirineos creó los acantilados de Zumaia y también muchos de los montes vascos, en cuyas cimas, aunque cueste trabajo creerlo, afloran antiguos fondos de coral del Cretácico.
El área se conoce como 'flysch', por la palabra alemana usada para describir acantilados que se desmoronan. Este flysch de Zumaia comprende el periodo que va desde hace 65 millones de años hasta los 55 millones de años. «En él, han quedado registrados sucesos extraordinarios: cambios del magnetismo terrestre, brutales variaciones del nivel del mar, alteraciones climáticas sucesivas y extinciones masivas de especies».
Además, en esa capa oscura tenemos algunos elementos como el iridio, que tiene una composición más meteorítica que terrígena, y es lo que hizo pensar que la gran extinción tuvo algo que ver con el impacto de un gran meteorito».
Impresiona tocar con la mano ese estrato. Es imposible notar a simple vista que contenga iridio, pero los análisis lo han demostrado. No sólo aquí, sino en todo el mundo. El iridio es un mineral escasísimo en la Tierra, pero abunda en los asteroides.
La teoría del impacto sostiene que un gran meteorito colisionó contra lo que hoy es el Golfo de México (el gran cráter de Chicxulub), generó enormes tsunamis, contaminó la atmósfera y extinguió la luz durante el tiempo suficiente para que más del 50% de la fauna de entonces no sobreviviera.
El susurro de las rocas es revelador para quien quiera escucharlo.

